Una mujer fantástica. El amor como fuerza contra la sociedad.

Por: Manuel Hernández-Samperio

Seguramente, en más de una ocasión, hemos escuchado la frase de "el amor no respeta edad" y podríamos agregar que tampoco lo hace con el sexo, rango social, raza y un sinfín de características más. Una mujer fantástica nos plantea una historia en donde es precisamente el amor, el que le da valor a la gente para enfrentar los golpes de la vida. 

Orlando (Francisco Reyes) y Marina (Daniela Vega) están en un punto de su relación en donde todo comienza a formalizarse, Marina se está mudando a casa de Orlando y todo parece ir perfecto de acuerdo a los planes que tienen a futuro. Sin embargo, una noche después de haber celebrado el cumpleaños de ella, Orlando tiene problemas con el corazón y muere. 

A partir de entonces Marina tendrá que enfrentar a una sociedad que está lista para juzgarla en diferentes planos: social, moral y hasta judicial dada su condición de transexual y de haber sido la segunda mujer de Orlando, despertando en ella una serie de actitudes que mostrarán que el amor y la voluntad por despedirse de su ser amado la sacarán a flote.                                                                   MIRA NUESTRA VIDEORESEÑA

Sebastian Lelio dirige una cinta en donde se ponen en primer plano diversos cuestionamientos y problemáticas por las que atraviesa la comunidad LGBTTTI en Chile, país en donde se desarrolla la historia, pero cuya realidad no se encuentra muy alejada de otras sociedades en Latinoamérica, donde la religión católica y la formación machista de la sociedad impide que sean totalmente aceptados.

De esta forma nos propone una trama que se plantea con buen ritmo gracias a la dirección de la cámara, la cual sabe mezclar encuadres fijos con movimientos sutiles (paneos, travellings, etc.) que se coordinan y complementan con la música (de cámara en su mayoría), gracias a estos elementos es sencillo adentrarse en la historia, pero además, el director va más allá, pues incluye otros recursos como la cámara lenta (ralentizada) para acentuar algunos momentos psicológicos por los que atraviesa la protagonista o movimientos bruscos que acompañan las crisis de las que es víctima.

La fotografía es un elemento que luce y apoya en la creación de diferentes atmósferas, así nos transporta de manera efectiva al ambiente tranquilo de un bar por la noche o de un sauna, a un antro con el juego de luces, o a la frialdad de una morgue en un donde un cuerpo está a punto de ser incinerado. Si bien destaca por el buen manejo que hace de diferentes tonalidades de luz, también puede apuntarse que está al servicio de la trama. 

Al principio apuntábamos que el guión va planteando ciertos cuestionamientos, llegando incluso a la denuncia a través de diferentes procesos por los que tiene que pasar la protagonista, no sólo es la discriminación que sufre por parte de la primera familia de Orlando, también la humillación de la que es objeto por parte de las autoridades o el punto de mayor tensión, cuando es subida contra su voluntad a una camioneta.  

El único detalle con que se enfrenta la cinta es que por algunos momentos comienza a salirse de las manos del director en el afán de reflejar la obsesión de Marina por despedirse, algunas alucionaciones se hacen muy frecuentes y se cae en la repetición innecesaria de este recurso.

Una mujer fantástica nos muestra una historia de amor en donde, la ausencia de uno de los dos personajes es la que detona y potencializa este sentimiento; pero no sólo se queda ahí, el mismo tiempo cuestiona, denuncia e impulsa el derecho que tienen los seres humanos de ser lo que ellos decidan y la pelea que en su búsqueda, enfrentan día a día, en sociedades que de acuerdo a sus creencias y a la misma educación (en donde las creencias tienen gran peso) se niegan a aceptar al que es diferente. 

Una mujer fantástica, Sebastián Lelio, Chile-Alemania-España-E.U.A., 2017, 104 min. Con: Daniela Vega, Francisco Reyes, Luis Gnecco, et. al.