jueves, 23 de noviembre de 2017

Zama. Burocracia colonial.

Por: Manuel Hernández-Samperio,

La época de la colonia y las historias que se derivaron de ella han sido poco abordados en el ámbito cinematográfico. Zama, adaptación realizada por Lucrecia Martel del libro homónimo de Antonio Di Benedetto, es una de las excepciones que nos pone sutilmente en este contexto. 

Diego de Zama es un funcionario que trabaja para la corona española y que lleva algunos años esperando una carta del rey que le confirme su cambio de residencia para estar con sus hijos. Mientras espera se tiene que adaptar a la vida del lugar, mantener el orden y luchar contra la sombra de Vicuña Porto, un afamado delincuente que se ha dedicado a azotar la región. 

El tiempo pasa, los gobernadores del lugar cambian y Diego de Zama sigue sin recibir la esperada noticia, razón por la cual se verá en la necesidad de tomar decisiones que cuestionen a la autoridad y que pondrán en riesgo su propia vida. 

Estamos frente a una cinta que llama la atención, gracias a que su trama logra contarnos dos tipos de
historias, por un lado nos muestra la batalla de este personaje contra su soledad, contra el tiempo, contra los bandidos y contra su gobierno mismo, por otra parte nos lleva a ver la historia que toda Latinoamérica comparte: la colonia y dominio de la corona española, con las relaciones entre esclavos, indígenas y españoles. 

La historia se concentra en un hombre, interpretado por Daniel Gimenez Cacho, quien realiza un trabajo bastante destacable, sabe que en sus hombros recae el peso de la trama y sabe llegar a buen puerto, dándole diferentes matices a su personaje que deambula entre un ente solitario y la frustración que la ausencia de noticias le genera. 

Se transporta al espectador desde el primer momento a la época de la colonia, gracias al buen uso de las locaciones y a la caracterización que se logra, tanto en el maquillaje como en el vestuario y el diseño de arte. 

La fotografía es otro de los elementos que participa en buena forma en la historia, se adapta en buena medida al punto histórico que representa, respetando la ausencia de la luz eléctrica en muchas ocasiones se apela a lo mínimo para iluminar, dejando que sean las siluetas las que se adueñen de la pantalla, en otras ocasiones se hace un buen trabajo con la luz natural en los espacios abiertos. 

Sin embargo, hay un par de detalles que juegan en contra de la cinta, el primero de ellos atenta con la verosimilitud y es el sonsonete de la mayoría de los actores, quienes a pesar de sus claros esfuerzos, no logran quitarse la forma de hablar característica de los argentinos (país de origen de la cinta) y no
adoptan algo semejante al español proveniente de la península ibérica. 

Por otro lado está el ritmo con el que se desarrollan las acciones en la cinta, pues en ocasiones se  alargan innecesariamente las escenas, cayendo en cierto tedio que la directora sabe sortear con el mismo desarrollo de la trama, que cierra con diferentes secuencias de acción que logran estremecer por lo que se ve a cuadro. 

Zama es una propuesta que causa gran interés desde el momento en que se propone reconstruir un momento de la historia que poco se ha explorado y que de alguna manera cimentó muchos de los problemas, vicios y maneras de llevar la política en las excolonias españolas. La actuación de Giménez Cacho y la ambientación son los otros pilares en donde se cimienta la historia.

Zama, Lucrecia Martel, Argentina-Brasil-España-México-Francia-EstadosUnidos-Países Bajos-Portugal, 2017, 115 min. Con: Daniel Giménez Cacho, Lola Dueñas, Matheus Nachtergaele, et. al.


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