jueves, 23 de noviembre de 2017

Los crímenes de Mar del Norte. Breve historia de un asesino.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

Gregorio Cárdenas, mejor conocido como “el Goyo” Cárdenas, fue conocido por ser uno de los primeros asesinos seriales que se conocieron en nuestro país, y posterior a ello, su reinserción dentro de la sociedad. Como todo asesino serial, la historia que envuelve a su pasado, las circunstancias que lo orillaron a ello, sus características mentales y socioculturales que lo rodean se tornan interesantes, en el caso de Los crímenes del Mar del Norte, dirigida por José Buil se recoge una parte de su biografía.

En el año 1942 y teniendo como contexto de fondo a la Segunda Guerra Mundial, el estudiante de química Gregorio Cárdenas mantenía una relación con su novia Graciela cuyo amor por ella raya en la obsesión, mientras ella no se decide a darle un sí definitivo. Ante esta incertidumbre y motivado por los desplantes de Graciela, Gregorio comienza a llevar prostitutas al laboratorio que comparte con su amigo “El Calaverita”.

En total clandestinidad, Goyo comienza a cometer diferentes asesinatos, mientras su obsesión por Graciela sigue creciendo y sin imaginar que toda la situación los llevrá a un desenlace que les cambiará la vida.

La cinta de Buil, lleva al espectador a 1942 mediante diferentes elementos, el primero de ellos es la
misma narración de uno de los personajes, quien menciona la fecha donde las cosas van a cambiar para los personajes. Pero no es el único. A partir de un buen diseño tanto en la producción que logra, de manera efectiva, reconstruir las locaciones de la época (cayendo en algunas ocasiones en exageraciones en el uso de props para dejar clara el año) y también en el diseño del vestuario, que está bien logrado.

Otro de los aspectos a destacar es la fotografía dentro de una cinta en blanco y negro (acorde también a la época) pues en todo momento hace que destaquen las situaciones, y en donde se refleja un excelente manejo de la luz tanto natural como artificial.

Sin embargo, a pesar de estos detalles técnicos, la cinta presenta diferentes aspectos que los dejan de lado. El primero de ellos son las interpretaciones actorales, las cuales terminan por ser muy distintas entre sí, mientras hay personajes que destacan como el caso de Goyo (Gabino Rodríguez) y Graciela (Sofía Espinoza) y algunos personajes que aparecen de manera esporádica, hay otras actuaciones que no se acoplan con el tono de la historia y que terminan por quitarle fuerza a los demás.

Otra de ellas y probablemente la más molesta, es la falta de ritmo que tiene la edición, restándole tensión a momentos climáticos, alargando en ocasiones escenas innecesariamente o entorpeciendo en la continuidad de los movimientos, este tipo de detalles se vuelven evidentes conforme avanzan las escenas y repercuten en la narrativa de la trama.

Finalmente, consideramos que la historia del protagonista pudo haber sido mucho más profunda y por
ende terminar siendo más rica si se hubieran considerado otros aspectos como su reinserción en la sociedad tras haber logrado su liberación, gracias, curiosamente a que en la cárcel estudió derecho, o en el caso de sus asesinatos indagar en cuáles fueron las causas que lo llevaron a escoger un determinado perfil de víctima y en su entorno social.


Los crímenes del Mar del Norte es una cinta contrastante entre su fondo y su forma, mientras se compone de una buena estética derivada del correcto uso de la luz y se buscó realizar una acertada y bien llevada escenificación de la época, por otro lado cuenta con una historia que poco nos dice de un personaje que marcó a la ciudad con sus atroces asesinatos, que cae en el confort de contar un historia lineal con pocos puntos climáticos, sin giros en la trama y que por lo mismo termina siendo predecible.

Los crímenes de Mar del Norte, José Buil, México, 2017, 95 min. Con: Gabino Rodríguez, Sofía Espinoza, María Rojo, Alberto Estrella, et. al.


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