viernes, 20 de octubre de 2017

La Habitación. Realidad de otros tiempos.

Por: Masiel Rico Landa.

En cada país existen importantes acontecimientos que impactan de diversas formas a su sociedad. Las guerras son uno de los más relevantes y aunque suele señalarse como acontecimientos en conjunto, también es cierto que son experimentados por la cosmovisión de cada una de las personas que conforman esa sociedad, dando paso a un sinfín de interpretación particulares. La habitación es una película mexicana que cuenta esas historias individuales inmersas en diferentes contextos de la historia mexicana. 


Situada en la época de 1910, la película da inicio con una historia donde la diferencia de clases no es un límite para el amor ni para el deseo, para después retomar momentos relevantes, tanto políticos como sociales, que reflejan la transformación de la sociedad mexicana a través de sus diferentes personajes históricos y las épocas en que se desempeñaban


Dividida en ocho diferentes episodios, la cinta cuenta con un guión bien estructurado que va ensamblando cada uno de ellos, en donde los sucesos históricos funcionan como el marco para las diferentes realidades que se presentan. 


La unión de un capítulo con el otro se logra de diferentes formas, en un principio a través de uno de
los personajes, para posteriormente dar paso al uso de elementos como los encuadres o la locación para conseguir que el cierre de una historia dé paso a otra. En este punto resalta la conexión entre el pasado y el presente, sobretodo en las primeras historias, que resulta en una forma sutil de guiar a la audiencia y que crea el ritmo fluido en el que se desarrolla la narrativa. Hacia el final se logra, de manera efectiva, dejar atrás las historias previas para llegar a la actualidad. 


La fotografía por su parte, refleja con éxito cada episodio, apoyándose en el buen diseño de arte, la caracterización de cada personaje y los diálogos que en conjunto construyen la verosimilitud de la cinta. Estas herramientas son empleadas por los diferentes directores, quienes se apoyan en su sello visual para utilizar a con su propio estilo elementos como la iluminación, los encuadres, la velocidad, e incluso algunos tonos (café, azulado,
sepia...) que también apoyan la creación de la época en turno.


En ese mismo renglón, la música -o la ausencia de ésta- también marca una diferencia importante, particularmente en los momentos en los que es utilizada, en algunos casos para enfatizar un momento dramático, en otros tantos para acentuar las emociones.


Como complemento de estos elementos, las actuaciones de cada personaje son bien logradas a lo largo de todo el filme en general, sin embargo, es fácil resaltar la interpretación de actores como Noé Hernández y Ari Albarrán. 

Otro punto a resaltar es la utilización de elementos como los medios de comunicación para posicionar
a la audiencia en el año en que se desempeñan las acciones, tanto el periódico como la televisión funcionan como fuentes de información para la audiencia, integrándose sutilmente a las historias correspondientes. 


Así, a lo largo de sus 120 minutos, La Habitación consigue crear cierto suspenso y mantener el interés del público al utilizar en gran medida el clímax de cada historia como su propio desenlace y conduciéndonos por una especie de resumen histórico general donde el eje central es sin duda, la realidad de las historias particulares, desarrollándose siempre en una sola habitación.

La habitación, Carlos Bolado, Carlos Carrera, Natalia Beristáin, et. al., México, 2016, 118 min. Con: Irene Jacob, Sofía Espinoza, Krystian Ferrer, Noé Hernández, et. al.


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