lunes, 21 de noviembre de 2016

Aquarius. Ninguna lucha es en vano.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

El desarrollo urbano ha traído consigo la desaparición de poblaciones preexistentes, la modificación de paisajes y la adaptación de la población a nuevas formas de vida y de ver el mundo. América Latina ha sido testigo en los últimos años de una evolución, apoyada en muchos casos por grandes corruptelas que han dejado en la calle a miles de personas, todo en aras del progreso y aquel que se opone a el es definitivamente un enemigo de peligro al que hay que hacerle la vida imposible. ¿Qué significa tirar un edificio, si no acabar con miles de historias que se refugian entre sus paredes y anécdotas que retumban en cada una de sus esquinas?; Aquarius de Kleber Mendoça Filho es un reflejo de esta situación.

Clara, es una mujer que vive en un departamente en la ciudad costera de Brasil llamada Recife. Compartió ese lugar con sus esposo en donde juntos criaron a sus hijos. Sin embargo, el progreso ha llegado a la ciudad en forma de una constructora que le exige desalojar su departamento para dar paso a una nueva serie de condominios; Clara será la única que se opondrá a estos cambios.

Al mismo tiempo se muestra a la mujer valiente que no lo ha sido capaz de enfrentar a una constructora, sino tiempo atrás se ha visto de frente con el cáncer; además de tener una carrera como periodista musical, conforme se conocen estos rasgos la misma naturaleza de Clara nos llevará a acompañarla a quemar sus naves y jugarse todo por permanecer en su departamento.

Dividida en tres partes: El pelo de clara, El amor de clara y el cáncer de Clara, este guión nos va estructurando y encumbrando a Clara y la historia de su vida; la primera parte, desarrollada en una fiesta familiar en el años 1980, sirve para introducir vagamente al personaje que recién acaba de padecer cáncer de mama y lo ha vencido, sin embargo, en la figura de su tía se va dibujando la historia de las mujeres de la familia, en la cual se refleja que han tenido que batallar con la vida.

Durante la segunda y tercer parte veremos a Clara en al época actual, en donde tendrá que enfrentarse a un mundo que cambia más rápido de lo que a veces la gente puede asimilar; lo vemos en los dispositivos de audio, en la demolición de viejos edificios, en las prácticas sexuales.

Ahora bien, hay películas en donde el personaje se adueña de la historia y otras tantas el guión está diseñado para hacer lucir a un personaje, en esta cinta, el trabajo de Sonia Braga interpretando a Clara hace que la idea juegue en ambas posibilidades, su actuación como mujer sobreviviente del cáncer, el valor que demuestra cada vez que tienen que enfrentar algún problema y su misma forma de relacionarse con el mundo la hacen brillar pues en todo momento su papel es verosímil y al mismo tiempo logra que los demás personajes vayan giren entorno a ella, también con trabajos bien logrados.

Sin embargo, el filme no queda sólo en eso, al mismo tiempo y como ya lo hemos señalado toca algunas temáticas frecuentes en los latinoamericanos: las diferencias de clases apoyadas, en el caso brasileño por una buena dosis de racismo, la falta de vivienda para la población, la prostitución, entre otras cosas, en conjunto la cinta es una gran denuncia.


El manejo de la cámara le imprime estilo a la cinta, pues no sólo alcanza un buen ritmo, sino también juega con diferentes encuadres y movimientos que van haciendo (aún) más amena la narración, a tomar en cuenta el recurso de los cortes continuos que hacen brincar de un plano general a close ups dentro de una escena. La edición complementa a ese manejo de cámara y el plano visual se completa con una fotografía que también tiene buenos momentos, haciéndose más relevante aún en las escenas de noche.

La música que acompaña a la historia también es de mencionarse, pues viene a ser un reconocimiento a buena parte de la historia musical contemporánea de Brasil, con sus artistas populares y los géneros que le aportaron al mundo, como el bossanova por mencionar alguno. La aparición de Queen en un par de ocasiones contextualiza la juventud del personaje.

Aquarius es una cinta bastante propositiva del cine brasileño, se monta y abandera a la denuncia social, pero se viste con grandes actuaciones y un lenguaje cinematográfico que le imprime granfluidez y frescura; la película misma viene a hacerle homenaje no sólo a su actriz principal, Sonia Braga, sino también a todas las mujeres latinoamericanas y del mundo que han sido capaces de enfrentar diferentes problemas y buscar las mejores soluciones, como el final de la historia, que viene a ser brutal.

Aquarius, Kleber Mendoça Filho, Brasil-Francia, 2016, 145 min. Co: Sonia Braga, Maeve Jinking, Irandir Santos, et. al. 


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