lunes, 25 de julio de 2016

Oscuro animal, el dolor hasta la desesperación.

Por: Omar Ortiz Cobos.

Pocas veces he sentido tanta desesperación al ver una película como me pasó al ver Oscuro Animal. Sin embargo no lo digo de modo despectivo, no piense usted que se trata de un pésimo largometraje, es cierto que es difícil de ver pero tenga usted un poco de paciencia y acompañe a las tres protagonistas de esta triste historia, adéntrese en su largo recorrido e involúcrese en sus sentimientos; me parece que sólo así se puede llegar a entender la totalidad de una cinta tan noble.

“Tres mujeres –cada una por su propia cuenta– emprenden un viaje cuyo objetivo es escapar de su violento entorno”, básicamente esa es la premisa de Oscuro Animal y de ahí partimos para señalar que se trata de tres historias paralelas o tal vez una antes o después de la otra, en todo caso eso es lo de menos, lo más importante es resaltar que en todo momento y en diferentes espacios una mujer trata de escapar de una violenta batalla; específicamente Oscuro Animal retrata la lucha de las mujeres en la guerra en Colombia.

Todo conflicto bélico resulta desfavorable para el pueblo que lo vive, literalmente, en carne propia y sin poder defenderse, muriendo en silencio, tal y como viven las protagonistas de Oscuro Animal, bueno si es que a eso se le puede llamar vida. Felipe Guerrero, director de la película, nos presenta un discurso audiovisual donde las protagonistas callan lo que sufren y autocensuran sus sentimientos, donde sólo los hombres tienen escasa voz pero hablan para decir intrascendencias.

Vivimos en una era en la que el cine de acción, actualmente llamado de superhéroes, nos ha acostumbrado a imágenes y sonidos constantes y sonantes, por lo que una película con diálogos escasos tiende a aburrir y más aún si las imágenes son fijas y sin movimiento, sin embargo, debemos de pensar que no todo el cine debe ser así, que cada película exige su propia estética audiovisual. Oscuro Animal, por ejemplo, apela al sentir de las protagonistas de tal modo que la cámara fija es un reflejo de la imposibilidad de movimiento de quien estamos viendo. Silencio e imposibilidad que causan una gran angustia y desesperación que pocas veces he sentido al ver una película como lo he sentido al ver ésta.

Oscuro animal, Felipe Guerrero, Colombia-Argentina-Países Bajos-Alemania-Grecia, 2016, 107 min.


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