domingo, 3 de abril de 2016

¡Qué viva México! y la violencia en su Ciudad.

Sobre Eisenstein en Guanajuato y El hombre que vio demasiado 

Por: Omar Ortiz Cobos


¿Qué hay detrás de una imagen fotográfica o una película? Eisenstein en Guanajuato de de Peter Greenaway y El hombre que vio demasiado de Trisha Ziff, que se han estrenado en esta 13ª edición del Festival Internacional de Cine de Morelia, cuentan la historia detrás de ¡Qué viva México! de Serguei Eisenstein y de las fotografías fijas de nota roja de Enrique Metinides, una ficción y un documental respectivamente.

Eisenstein en Guanajuato plantea, de entrada, la errónea idea de que la estancia en México del cineasta soviético Serguéi Eisenstein se realizó en dicha región del Bajío; además se menciona equivocadamente que estos fueron los 10 primeros días del también dramaturgo en territorio nacional, y a partir de ahí se desarrollan una serie de acciones y reflexiones, algunas carentes de rigor histórico, y algunas otras un tanto más apegadas a la verdadera historia del cineasta.

Licencias narrativas, las ventajas de friccionar la realidad. Sin embargo, ¿qué tan ético es éste procedimiento que carece de historicidad? En un afán por difundir determinada historia se manipulan los datos con el fin de, por ejemplo, hacerla más asequible; datos informativos que el público general, el espectador del cine, cree que son ciertos, que no cuestiona y mucho menos investiga porque simpe y sencillamente esas no son sus actividades cotidianas ni primarias, pero lo que sí hará será contar y comentar, es decir, esparcir información incorrecta.

Eisensetein en Guanajuato de Peter Greenaway.
En contraste, El hombre que vio demasiado en un esfuerzo por logar la objetividad presenta una serie de entrevistas en torno a Enrique Metinides, quien sirve de guía para reflexionar sobre el quehacer de los fotoperiodistas de los diarios sensacionalistas. Visto desde esta perspectiva, tanto la ficción como el documental centran su atención en un integrante primigenio de la sociedad, es decir, una persona que se convierte en personaje para ejemplificar un fragmento de la realidad.

Eisenstein, agobiado por su condición judía y por las ideas que en su país natal URSS se tenían sobre su preferencia sexual, la homosexualidad, encontró en México la libertad a lado del tapatío Jorge Palomino y Cañedo. 85 años después Vladímir Putin, presidente de la actual Rusia, mantiene a su país en un estancamiento debido a una serie de restricciones al respecto. 

Por su parte, El hombre que vio demasiado presenta un retrato social de la violencia en Ciudad de México durante las últimas décadas a través de Enrique Metinides y su cámara empírica alejada de la formación periodística y el rigor académico que cuestionan la ética, personal y profesional, de intervenir en el suceso noticioso.

¿Cuál es la atracción de mirar la desgracia ajena? ¿Es empatía, compasión, o una confrontación de nuestra propia realidad?, nos pregunta Trisha Ziff y aunque en su documental se menciona que hay un Metinides en cada país, ella personalmente asegura que en ningún lugar del mundo es tan gráfico como México para retratar la muerte. Se dice que el ser humano es morboso por 
naturaleza, pero entonces no hay ser humano más morboso que el mexicano, basta con echar un vistazo a los números de tiraje y ventas de los diarios de nota roja. La comercialización del dolor ajeno.
El hombre que vio demasiado de Trisha Ziff
Justo tal y como lo hacía y lo sigue haciendo Metinides, ahora retirado, pero cuyas fotografías de archivo se venden en miles de dólares e, incluso, forman parte de colecciones internacionales en importantes galerías y museos del mundo, al más puro estilo de los grandes artistas. En cambio Serguéi Eisenstein, a pesar de ser un gran artista, nunca vio retribución económica del trabajo fílmico por el que vino a México, de hecho ese proyecto nunca lo vio terminado.

En la historia del cine mundial Eisenstein es recordado, entre otras muchas cosas, por desarrollar una teoría del montaje, por lo que en este homenaje el texto fílmico de Greenaway se ve impregnado de la teoría del montaje rítmico al segmentar la imagen en tres para ilustrar con imágenes de archivo las reflexiones de Eisenstein en los recuadros laterales, algo muy similar a lo hecho durante 1996 en El libro de cabecera e imitado por otros como Bruce McDonald en Fragmentos de Tracey durante el 2007, pero que data de 1927 con Napoleón de Abel Gance.

Trisha Ziff, al igual que Greenaway de origen británico, se ha desarrollado en el ámbito del documental con temática fotográfica como La maleta mexicana, una historia sobre una serie de imágenes de la Guerra Civil Española; de la filmografía de Ziff destaca también Chevolution, donde se analiza la imagen icónica del “Che” Guevara y para ello se preguntan ¿qué hay detrás de una imagen fotográfica?

El hombre que vio demasiado de Trisha Ziff, México, 2015, 88 min. Con: Enrique Metinides.
Eisenstein en Guanajuato de Peter Greenaway, México-Países Bajos, 2015, 105 min. Con: Elmer Bäck, Luis Albertio, et. al. 




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